
Pía Acevedo Méndez
Dra. En Arquitectura y Estudios Urbanos
Académica, Facultad de Arquitectura y Diseño, Universidad Finis Terrae.
Hace exactamente seis décadas, el 5 de agosto de 1965, diversos medios de comunicación de la región de Magallanes, y posteriormente de la capital, anunciaban el nacimiento de un nuevo pueblo en el extremo austral del país, concretamente en la zona norte de la Isla de Tierra del Fuego. El campamento Cerro Sombrero, establecido a fines de la década de 1950 por la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), dejaba de ser reconocido como un enclave petrolero para convertirse en “la cabecera de la subdelegación de Primavera”, dentro del Departamento de Tierra del Fuego, en la provincia de Magallanes. Esta transformación obedeció a una serie de procesos políticos y económicos que se desarrollaban a nivel nacional y cuyo análisis resulta clave para comprender y contextualizar el caso de Cerro Sombrero en una escala más amplia.
El anuncio sobre el nuevo rol regional que asumiría Cerro Sombrero fue encabezado por la principal autoridad local de la época, el intendente Mateo Martinic. Además de liderar la región, Martinic fue el encargado de implementar el plan de gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva durante el período 1964-1970. En ese marco, impulsó lo que denominó un “plan de desarrollo regional”, estructurado en dos grandes dimensiones: el fomento y desarrollo económico, por una parte, y el fomento y desarrollo social, por otra. Esta última incluía ámbitos como la educación y la cultura, la salud y la vivienda, el desarrollo urbano y el equipamiento comunitario, así como una política de beneficios generales y de desarrollo rural. Uno de sus principales objetivos era revertir problemáticas históricas del territorio austral, como el subpoblamiento, el infradesarrollo y la marginalidad, que se habían traducido en la ausencia de centros poblados. Desde la mirada de la intendencia, esta situación debía ser superada con urgencia.
En este contexto, el impulso al desarrollo rural de Magallanes tuvo como finalidad “crear una red de centros poblados, villorrios o aldeas que concentraran a la población local y circundante, funcionando como núcleos de servicios (principalmente educativos, sanitarios, policiales, de abastecimiento y comunicaciones), de convivencia y, en ciertos casos, como garantes de soberanía territorial en zonas fronterizas” (Martinic, 2006:1413). Esta estrategia se concretó tempranamente durante la administración de Mateo Martinic con la fundación de tres nuevos pueblos en 1965: Dorotea, el 24 de enero en la provincia de Última Esperanza; Onaisín, en la sección central de Tierra del Fuego; y Cerro Sombrero, antiguo campamento de ENAP destinado exclusivamente a trabajadores y sus familias, que en este nuevo escenario “se abría a la vida civil” desde el 5 de agosto de 1965.
La incorporación de Cerro Sombrero a la vida civil, formalizada mediante el Decreto Provincial N° 41, implicó la implementación de diversas medidas por parte del gobierno regional. Entre ellas, destacaron la instalación de una agencia postal, una oficina del registro civil e identificación y un retén de carabineros. Según el Boletín Infórmese N° 136 (1965), publicado por la Administración de Magallanes de ENAP, Sombrero comenzaba a perfilarse como “uno de los lugares más acogedores de Tierra del Fuego”. Su designación como pueblo trajo consigo una serie de promesas en cuanto a servicios públicos, tales como la futura apertura de una sucursal del Banco Estado, la construcción de un edificio para albergar servicios públicos y la habilitación de una hostería, entre otros compromisos anunciados por las autoridades de la época que celebraban esta nueva etapa del asentamiento.
Así, “por convenir al interés de la provincia y en particular del Departamento de Tierra del Fuego”, este campamento petrolero fue oficialmente designado como pueblo, dejando atrás su carácter exclusivo para enapinos y enapinas. Esta apertura dio paso al asentamiento de nuevos habitantes, respondiendo a la necesidad urgente de aumentar la población residente en Cerro Sombrero, que según fuentes de ENAP, en ese entonces alcanzaba las mil personas.

Años más tarde, en 1982, la poetisa magallánica Desenka Vukasovic publicó su libro de poemas “Tarde de Domingo”, en el cual dedicó uno de sus textos a Cerro Sombrero. En este contexto, resulta significativo rescatar algunos de sus versos: “Nació en mitad de la pampa, como nacen los jilgueros, al primer rayo de sol; cuando ya se iba el invierno. Arrullado por la brisa dio sus primeros gorjeos y cuando creció, una tarde, empezó a llamarse: pueblo”.
A seis décadas de aquella decisión geopolítica enmarcada en un plan de desarrollo regional para el territorio de Magallanes, resulta imprescindible hacer un balance crítico y reflexionar sobre los objetivos que guiaron el nombramiento de Cerro Sombrero como pueblo, así como sobre las expectativas de progreso urbano, social y comunitario que se depositaron sobre este antiguo campamento enapino. Surgen preguntas legítimas respecto al impacto real de esta decisión en el desarrollo regional y si efectivamente se materializaron las promesas de mejores y mayores servicios en un contexto rural históricamente postergado. No debe perderse de vista el problema estructural del subpoblamiento que afectaba a amplias zonas de la región, por lo que cabe interrogar si esta iniciativa, impulsada bajo la intendencia de Mateo Martinic, logró incidir en el aumento de la densidad poblacional en la zona norte de la Isla de Tierra del Fuego.
Revisar los acontecimientos desde una perspectiva histórica es siempre un ejercicio valioso, ya que promueve una mayor conciencia sobre nuestra experiencia colectiva y permite cuestionar las decisiones adoptadas por las autoridades en nombre del “bienestar común”. En tiempos marcados por elecciones, transformaciones económicas, energéticas y sociales, volver la mirada hacia nuestra historia reciente puede ofrecernos claves fundamentales para evitar repetir errores del pasado y construir un porvenir más justo y consciente.
Referencias:
Martinic, M. (2006). “Historia de la Región Magallánica”. Punta Arenas: Eds. de la Universidad de Magallanes.
ENAP (1965). Memoria Anual.
Administración de Magallanes (1965). Boletín Infórmese, N°136. Punta Arenas: